LOS NUEVOS ÁNGELES DE LA VIDA

En el Islam, cuando un creyente muere, lo llevan a pasos agigantados, acelerados, al cementerio, para no hacer esperar al Ángel de la Muerte que lo está esperando en su tumba, y tras un breve interrogatorio decide si el difunto va al paraíso o no.

Aquí y en países como España, donde se ha perdido toda dignidad social, no hay prisa ninguna, una vez que se ha metido al abuelo en el pre-cementerio del asilo, porque la familia ha determinado, ángeles de la vida, que como ya no puede ir a recoger a los niños al colegio y sobran una perrillas de su pensión metiéndolo en un asilo que no sea muy caro, con el abuelo en depósito, la vida de la feliz pareja puede continuar sintiéndose el centro universal del universo mundo.

Como viejo que soy, gastado y sufrido por el franquismo, que menos en la guerra me lo tragué todo entero y después a sus herederos, pertenezco a una generación que por decisiones espontáneas, empezando por el campo político, toda España era una unidad política de gobierno, como debe ser, y los nacionalismos se fueron quedando como algo pintoresco y medieval.

Pero las mismas generaciones que nos siguieron, unos cuantos, que, enseguida fueron muchos, vieron que desenterrando las Taifas, sin importarle que fueron las que acabaron con uno de los pueblos que más ha cuidado y mimado a la Península Ibérica: los moros de origen norte africano, se colocaron en ellas al dinero fácil, grosero, que los ha convertido en su generalidad en gente del yo constante; queriendo y logrando que sea su incultura la metodología imperante en un triste país de compartimentos estancos, en espera de escupirse muy pronto de unos a otros.

Leyendo estos días un trabajo de la historiadora mexicana Natalia Gutiérrez Urquijo, del Colegio de México, Centro de Estudios Históricos, sobre “El Certificado Médico Prenupcial en Antioquia (Colombia) 1933-1936” de cuya lectura se pueden sacar muchas conclusiones que reflejan como, poco a poco y no por casualidad, sociedades nuevas, porque en teoría pertenecían a un Mundo Nuevo, inmediatamente se contagiaron con la doble moralina que tanto les encanta exhibir a los que van con la panza llena, eructando, en lo alto del carro; y si el carro va tirado por gente “minusválida”, mejor que mejor, porque dicen que así les proporcionan trabajo de mano de obra.

De una sociedad como la actual, con sus lágrimas de cocodrilo, que sus élites de sobra tiene que tener resuelto el medicamento contra el Corona, pero que, como saben la “limpia” de viejos y gentes débiles que está generando; del mismo modo que en Antioquía, en Colombia, la ley fascista del Certificado Médico Prenupcial, no le interesó ni al clero ni al sistema económico ponerla en marcha porque el nacimiento de tullidos es garantía para que la cosa siga rulando como va, para los que van en lo alto del carro.

Simplemente con repasar mentalmente el listado de gente que está gobernando el mundo a las órdenes del Club Bilderberg, analizándolos por sus dichos, gestos, expresiones corporales, miradas de sus ojos, sus posibles coeficientes mentales empezando desde arriba, desde los países que llaman poderosos, y terminando por los más que fundamentales para la vida actual llamados países pobres, tenemos un ejemplo clarísimo en la brutal vulgaridad en la que hemos caído.

Y sin luz al final del túnel, porque bajar de sus sueldos y privilegios a políticos y asesores, nunca querrán que sea por las buenas.

Salud y Felicidad. Juan Eladio Palmis

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