La trinca cartagenera salva al Ministerio de Justicia

De todos modos el agradecimiento profundo se lo tenemos que dispensar al partido socialista y al pepé, por las excelentes listas políticas que a nivel personal, uno a uno, presentó para las pasadas elecciones municipales para ejercer la sisa abierta, sin tapujos ni temores, en el ayuntamiento de Cartagena.

Y no he nombrado ni a Vox ni a Ciudadanos de Cataluña, porque ambos partidos junticos, como han venido para acá a modernizar y democratizar la política, en sus listas, según se rumorea, supuestamente claro, solo van aquellos que como en los democráticos tiempos imperiales españoles tengan dinero suficiente para comprar los puestos en las listas o comprar después los cargos.

Y después del agradecimiento personal a los partidos políticos que están cada día levantando el nivel moral y de eficacia ciudadano, no podemos dejar en olvido sin agradecer el tremendo empuje social de la gente cartagenera, que parece que toda a una, con raras excepciones personales, están en lista de espera porque si entraran en política harían lo mismico: medrar y sisar del erario público.

En todas las localidades, excepto Cartagena, que es una excepción dolosa y dolorosa cuando hay perras de por medio, porque hay que disponer suelo para un asunto social, normalmente desde el gobierno central el ministerio correspondiente hace los trámites y solo se acerca al ayuntamiento; mejor, al Plan General de Ordenación Urbana del municipio, por lo general público, a la vista, sin marañas; y como todos los ministerios disponen de fondos públicos para su expansión o mantenimiento, no necesitan de la “generosidad” de equipos municipales de gobierno del estilo de La Trinca cartagenera, siempre generosa y eficazmente dispuesta lo mismo para construir una catedral, que para construir un palacio de lo que sea, porque las cosas de palacio les encantan.

En cualquier otra ciudad que disponga de una ciudadanía en consecuencia con sus obligaciones sociales que vayan más allá del futbol y las procesiones, cualquier movimiento urbano de hacer barrios enteros o cesiones de suelo a costa del patrimonio local para atender asuntos y patrimonios del gobierno central, y, por lo tanto de todos los españoles, o del gobierno de un país extranjero, caso del Vaticano y las iglesias, ya estaría la gente y la autoridad civil tomando parte y carta en el asunto, porque el dinero público municipal tiene unos destinos muy diferentes de los que se le está dando en Cartagena entre pasarelas y arreglar goteras de edificios privados.

Porque podría darse el caso, perfectamente, que, en el caso que nos ocupa de un anuncio de cesión de una parcela municipal para construir un palacio de justicia en Cartagena y después poner una placa de gratitud, la parcela venga de una cesión privada, de obligada cesión particular de un movimiento urbanístico, realizado sin la legalidad de un Plan Parcial en vigor, en la cuantía de metros, por tanto, que se “haya acordado” en mesa de oficina o de bar. Y que como la ciudad de Cartagena tiene la concejalía de urbanismo en varias dependencias menos en el ayuntamiento, todo no pase de ser sino otro apaño más a aplaudir y a tragárnoslo sin mascar.

Y si el apaño conlleva que a la salud de todos los cartageneros corran los gastos de urbanizar todo el sector llevando los servicios, el negocio, para algunos puede ser más redondo que la rueda municipal que está girando y aplastando cualquier atisbo democrático de la ciudad universal de la sisa descarada: Cartagena.

Salud y Felicidad. Juan Eladio Palmis.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada.