EN CARTAGENA NOS VAN A DAR

EN CARTAGENA NOS VAN A DAR

Recuerdo que era un mozalbete cuando los yanquis nos iban a dar en Cartagena la democracia, los sueldos elevados, y la seguridad de que la madre patria que le entregábamos se la dábamos a las mejores manos mundiales.

Tanto es así, que recuerdo que hasta los propios soldados yanquis que vinieron destinados a Cartagena, estaban asombrados del tremendo poder social que despertaban en una ciudad que, por aquel entonces, tenías que llevar cuidado al caminar por si te atropellaba una patrulla de marciales soldados ibéricos, al paso enérgico de los cincuenta céntimos de peseta diarios que percibían por servir a la patria, mientras que, desinteresadamente, al dicho de entonces, la patria se sacrificaba por ellos.

Pero por fuera del agua fresca que bebíamos en la vaca metálica made in Usa cuando íbamos a bañarnos a los bloques, ninguna democracia nos trajeron los gringos, y desconozco si algún trabajador llegó a jubilarse en los depósitos de municiones que por dios y por España, nuestros grandes amigos y aliados, los que ahora nos están jodiendo con el recibo de luz, como ayer jodieron los precios de los bares en Cartagena, depositaron en el subsuelo cartagenero importándoles un carajo y medio si había algún artefacto nuclear.

Y a todo esto; sin saber si cuando se fueron los yanquis se llevaron todo el arsenal de bombas y municiones, que, presuntamente, tenían depositadas en Cartagena para abastecer; eso sí para la paz, sus buques de guerra en un recorrido marítimo menor que enviarlos a Rota: un pedazo de suelo español para pagar parte de los intereses de la ayuda económica Usa- Franco.

Y como siempre, incluso como a fuerza de soportar jornales de miseria, de trabajar en dos o tres sitios por jornada, aquella Cartagena obrera, apartando militares de aquí y de fuera, con el formidable apoyo financiero de las Cajas de Ahorros consolidó una ciudad de trabajo sin esperar que nadie le diera nada; ahora, al día de hoy, todo está vuelta a empezar, pero empeñados hasta las cejas, porque la dictadura política que nos está jodiendo, ha acuñado la frase del milagro y es aquella que repite de continuo de que Europa nos va a dar…pero no dicen por donde.

Europa, es decir Francia y Alemania, y todos los demás países a su servicio, nunca han dado nada ni van a dar, como no sea un buen disgusto económico, porque sus poblaciones, a diferencia de nosotros, que no escarmentamos con la extensa experiencia que ya tenemos de todos los que nos iban a dar, y que un buen día apartamos de un manotazo, ahora nos volvemos a refugiar en manos de los generosos y dadivosos europeos, franceses y alemanes, que, al dicho de nuestros políticuchos, es lo que hay, pero visten con corbata y con mechones de tinte rubio, podemos dormir tranquilos que a los citados europeos ven con muy buenos ojos que los miles de gandules que pululan por las autonomías, son un futuro claro y conciso para todo el engranaje político europeo.

No conozco a fondo otras ciudades, pero a Cartagena, sin un puñetero puesto de trabajo por fuera de los bares, aunque vinieran los euros cada día a camiones, que no van a venir, el dinero es papel que no vale ni para la púa del retrete; y aquello que valía como hacer buques mercantes, hilaturas, pantalones, o estar al día en las nuevas tecnologías, se ha trocado por enormes pijicos de barro que se deshacen en la boca de aquellos imbéciles que se creen que todos nos tragamos que sin lugares de trabajo, con dinero (que no va a venir) nos vamos a salvar.

Y una mierda para los políticos como el sombrero de un picaor.

Salud y Felicidad sin covid. Juan Eladio Palmis.

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