LA REFINERÍA DE ESCOMBRERAS ES DE NUESTRA PROPIEDAD

LA REFINERÍA DE ESCOMBRERAS ES DE NUESTRA PROPIEDAD

No solo porque el suelo no lo ha comprado empresa privada alguna y es un ejido muncipal; y, en segundo lugar, vamos mentalmente a situarnos en el año del caudillo de España de 1.945; y como para ese entonces, y ahora también, el fascismos era el espejo donde le encantaba mirarse a España; y los españoles de aquel entonces de bigotillo de carril de hormiga y papadas y buches tan enormes que la cadena de los relojes que llevaban eran casi tan grandes como las necesarias para sacar aguas de los aljibes o de los pozos cartageneros, en ese momento histórico estamos ubicados mentalmente.

Y situados en ese año, una ciudad como Cartagena, no disponía de agua corriente, aunque ya tenía una gran dolosa experiencia en recibir balas de cañón centralistas y bombas de aviones fascistas matando población civil indefensa, o mejor, asesinando población civil, a lo que se le unía el asunto menor de la salubridad y calidad de vida que una ciudad que no dispone de un río, y depende, por tanto, del agua de algunas fuentes, de las aljibes y de los pozos, a la fuerza goza de un gran disfrute de palominos, y no puede desarrollarse con decisión, supuesto que el agua dulce es fundamental para la vida.

Los nazis alemanes entendieron que sin abundancia de agua no se podía llevar cabo en Cartagena la construcción de una refinería de petróleo crudo, por lo que el I.N.I. Instituto Nacional de Industria Español, copia hasta las conserjerías del INI Italiano de Mussolini, se puso en marcha para traer el agua “corriente” a Cartagena, pero no para atender la “escasa población” del momento, sino para atender el refinado de combustibles y el agua para las calderas de los cuatro buques que había, porque siempre estábamos protegidos por los rezos del clero católico. Y, en caso de sobrante de agua, para que bebiera la población.

Una vez que el agua del Taibilla, engañando a los naturales de Nerpio y la zona, prometiéndoles el oro y el moro a cambio de quitarles el agua, llegó a Cartagena, para el año de 1.947, ya con EE.UU. apoyando el franquismo y viendo en Franco un gran negocio por parte de las multinacionales de todo tipo Usa para instalarse en la católica- anticomunista España, se inician las obras de la refinería de Escombreras bajo la siglas de Repesa.

Las obras las dirigió y patrocinó económicamente con dinero público el I.N.I. al que, al mejor estilo español, pronto se le adhieren chupando del bote por la cara, capital privado de los de la “lealtad inquebrantable” a Franco, y algunas empresas extranjeras cuya lengua en la intimidad era el inglés.

Tanto tira del carro con las pesetas el I.N.I. español, que por los años 1.950 hasta el 1.963 en cuantía muy superior a los veinte millones de pesetas públicas de aquellas, fueron invertidos en construir el Complejo Petroquímico, que se podía llevar a cabo al modo y manera de la contaminante Castex Oil, una multinacional de habla inglesa especializada en operar en más de treinta países donde la gente se conformaba con el puesto de trabajo, y la contaminación y joder la tierra y los pulmones merecía la pena si te hacían plantilla de la Refinería, que ya fabricaba desde 1.963 fertilizantes para joder al Mar Menor.

Después, corriendo los años ochenta del siglo pasado, los “dos grandes” partidos políticos españoles, Pepé matapescaos, y el silencioso Pesoe a las órdenes también de Usa, unidos y vestidos de chistera, utilizando la magia de las más sucias que se han conocido en la España Imperial, allá por el año 1.980, una empresa mayoritaria pública Repesa, llevada a cabo con dinero de todos los españoles, la privatizan a sus amichis bajo el nombre de Repsol.

Y entre muchos robos a servidor le jodieron todos los años que estuvo cotizando para su jubilación en la mutua de Campsa, que ahora controla la privada Repsol: un conejo sacado de la chistera de los grandes políticos españoles que no se marean en los yates.

Y encima, la trinca actual, hablan de capital privado y respeto a los inversionistas.

Se ve que en Cartagena, ya por no haber, no hay ni quito carajo donde mandar a más de uno y de dos.

Salud y Felicidad sin Covid. Juan Eladio Palmis.

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