EUROPA NOS DA, Y NOS HA DADO

EUROPA NOS DA, Y NOS HA DADO

Y el primero en la frente, fue en aquel ya lejano 1.957, cuando después de dieciocho años viviendo al “baño maría dentro de lo universal”, habiendo dejado sin enterrar miles y miles de seres humanos que hablaban español como nosotros, seis países, que todos ellos juntos tenía menos gente viviendo en cuevas que Cartagena: Francia, Alemania, Italia, Bélgica, Holanda y Luxemburgo, firmaron el conocido como Tratado de Roma, a la falda y al alirón clerical, y constituyeron (algunos de ellos protestantes religiosos, pero ricos) La Comunidad Económica Europea.

En aquella Europa de los seis, donde la inmensa mayoría de la mano de obra esclava, se reservó para que la ejecutaran los entonces temerosos y silenciados en lo político españoles, que después de trescientos años de ser imperiales, de pasar, dejándose el pellejo y los pelos en la gatera, por todas las guerras del momento, no contaron para otra cosa que no fuera para servir a los que sin ser imperiales ni tener un destino en lo universal, en cuantico un político robaba lo metían, y lo meten, en la cárcel después de meterle los dedos en la garganta para que devuelva todo lo robado.

Y mientras que en España para el robo, los privilegios, la extorsión y tener esclavos, seguía y sigue en vigor en toda regla, y que con la confesión ante un santo padre se obtiene el perdón total, una política agraria común entre los seis países citados, un comercio y un transporte común, se puso en marcha; lo pusieron en marcha, con su sudor y arrastrando cadenas, en mucho, los obreros españoles, especialmente por su cantidad, los llamados perdedores de la última guerra civil.

La política medioambiental que vendría después común a los países que tras la ampliación, entre ellos España, porque le interesó a los seis primeros miembros europeos y a EE.UU. e Inglaterra, que entráramos, constituyendo para aquel entonces la CEE, en pura teoría con una política social e industrial común en lo que respecta a España.

La España de los Trabajadores, entramos en Europa, según los entendidos, por temor a los golpes de estado; es decir, temiendo de nuestro propio producto interior, porque lo que acaba de ser un golpe de estado en toda regla con sus terribles condimentos, se consideraba en los libros de texto como una salvación masiva de españoles, a la mayor gloria papal, cosa que en Europa chirreaba y chirría.

Pero, a algunos españoles, entre los que me encuentro, súbditos del ínclito y eficaz gobierno de la cortijá murciana, dirigido al hilo del santo guiñol por el laborioso Lorzas y su tripulación de tránsfugas tragaperras, que gracias a sus gracias y gracia, estamos encuadrados dentro de lo que es en Europa una Región de Transición, siempre nos quedará la duda, no muy dudosa, de que la “transición” será a que veremos todavía una mayor granujería que campee con mayor impunidad, utilizando el Fondo Social Europeo, del 2021 al 2.027, en la compra de pañales y suplir la asistencia sanitaria por adoraciones nocturnas y cursillos de cristiandad.

Y con una poderosa base social fruto de lo anterior, la nueva Europa de las antiguas regiones en transición: Extremadura, Canarias, Castilla-La Mancha, Andalucía, Murcia y Melilla, firmarán en Roma, pero, para la ocasión ya directamente en el Vaticano, la Comunidad de Las Nueve Regiones Igualadas en Corrupción.

Y menos mal que todo ha llegado antes de que desaparecieran todos los burros de cuadra.

Salud y Felicidad sin covid. Juan Eladio Palmis

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