EL CINE PORNO, ALFONSO XIII, PLAZA MAYOR DE CARTAGENA Y EL MAR MENOR

Y, claro, como ya el título resultaba muy largo lo de nombrar al Conde de Romanones, condado y lo que ellos denominan “nobleza”, ganada por “servicios a la patria”; y, a raticos, comprobando el metraje de las próximo al ciento de películas porno, para uso en primicia del cine real (del rey de España, Alfonso XIII) y después sacarle sus perricas en Cataluña, y según parece y apariciones, en los conventos.

Estaba, por aquellos años veinte del siglo pasado, como por los de éste que corren, catalogado como un cine inmoral, e impúdico, el porno. Y claro los intervinientes, actrices y actores, eran todos de una muy baja estofa, al tiempo que sus productores, directores, guionistas, y seleccionadores de mujeres y hombres, caso del rey (Alfonsico el follador para los amigos), que hicieron méritos sociales más que suficientes en virtud de dar a conocer y popularizar el Séptimo Arte (gracias al primero y puede que único arte verdadero: fornicar)

Y aunque en Cartagena ya nadie se espanta de nada, supuesto que es una ciudad totalmente derrotada, a lo mejor se redimiría un tanto, si en esa plaza que van a construir en la “parcela de mi abuelo” (de todos los abuelos y bisabuelos de los cartagineses) la Plaza Mayor Cartagena un ente, las Obras del Puerto, que nada tiene que ver ni en ley ni en lógica, con el urbanismo público de la ciudad, pero se le alegran las caras a todos los políticos ¿Por qué será?, la foto del reloj que adjunto presidiera el “entramado político urbano”.

Y, como es lógico, que no faltara una leyenda en la que se hiciera mención, a ser posible, de todas y cada una de las películas producidas por la casa real española (rebuscando en algunos conventos), mientras se recaudaba la “cuota de pudientes económicos”; grandes, por lo general, amantes de España, que los salvaba de ir a la guerra y que los despanzurraran en Marruecos, como los más de doce mil, entre españoles pobres sin “cuota” y naturales, que murieron en la masacre de Monte Arruit, que tanto dolor causó en palacio.

Y como gracias al cine porno, que algunos lo preferimos a un envío de tropas a servir los intereses económicos de las empresas de EE.UU. (no para mejorar su sanidad pública), algunos, si nos atenemos a la crónica de expertos, caso del Conde de Romanones, dueño por compra (desconozco cuantía) de la isla Mayor o del Barón del Mar Menor en los primeros años del siglo XX, alcanzaron nobleza y puestos de alto amor patrio, a lo mejor se caían algunas caretas de hipocresía que no necesitan mascarillas por el covid-22 (de momento).

Y como no hay mal que por bien no venga, supuesto que ha habido y mantenido un clamor popular político y ejecutivo por el buen hacer de los partidos políticos de rango nacional con el Mar Menor, a lo mejor llevan su parte de razón en asesinarlo y matar todo el turismo, porque el gran negocio sea poner un cine de verano y de invierno en la citada isla Mayor o del Barón, con derecho a palomitas y tirar el recipiente de plástico al mar, donde se exhiban las películas porno producidas por el rey Alfonso XIII, con la estimables ayuda del conde de Romanones y algunos “nobles más” de profundos amores patrios.

Un país derrotado, inculto y mentiroso a todos los niveles. Una ciudad, Cartagena, una cortijá, la Murciana, irreverente con sus mayores, que los desprecia abiertamente; y que ante un banquero (dueño) llega al orgasmo y lo auxilia en lo que puede, y puede mucho, para que se hinche a ganar dinero perjudicando a los débiles, verá con muy malos ojos el cine porno, ante la belleza patria de un joven despanzurrado, o un viejo llorando porque no puede ni cobrar su pensión porque no entiende los cajeros.

Y, qué cosas; siguen viajando de polo a polo enfermedades letales, que van volando más ignorantes que un español lector de la hoja parroquial dominical, o de las circulares episcopales.

Salud y Felicidad sin covid-22. Juan Eladio Palmis

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