EL SANTA LUCIA A INSALUBRE CAMA CALIENTE

EL SANTA LUCIA A INSALUBRE CAMA CALIENTE

Porque con una cara dura; con una desfachatez sin precedentes; con una impunidad desconocida incluso en la España más sucia de la imposición de los reyes franceses Borbones; con un robo subliminal de los administradores políticos que se deja ver por todas las esquinas de los aperos que necesita la Sanidad para atender a sus enfermos, en el caso cartaginés enfermos “pacientes”, como agilipollados los familiares, están convirtiendo en verdaderas cámaras de tormento las estancias hospitalarias la gentecilla, o gentucilla de la tipología del gobernador Lorzas, su tripulación de tránsfugas tragaperras, y un ayuntamiento de Cartagena que cada vez es más enemigo y más letal para sus vecinos.

Con diecisiete habitaciones (17) de cardiología, no todas dotadas ¡ni por asomo! de los aparatos sanitarios para una atención y cuidado moderno; y todo para una media anual que supera los quinientos mil posibles pacientes, al tiempo que con total impunidad se dejan morir en Cartagena dos hospitales que costaron muchos millones hacerlos, dan basamento a un tenebroso y enigmático negocio de los “amichis” mecenas de políticos, dueños del hospital de Santa Lucía, que, ante la indiferencia y la apatía de asociaciones, federaciones, cámaras legislativas y poder ejecutivo murciano, está alquilado a modo de hotel al Servicio Murciano de Salud: un verdadero y oscuro muladar de números, negocios y negocietes, parejo al horrible despellejo de los millones para el nuevo filón de oro del expolio de millones para el Mar Menor.

Las habitáculos o habitaciones del hospital de Santa Lucía, construido con materiales de aguanta mientras cobro y reparto, que con el dineral que tuvo asignado (dinero público para darlo terminado el edificio a propiedad de los amichis), daba de sobra para construirlo con habitaciones individuales que, como es lógico, dotan al enfermo de un espacio de mayor humanidad, no la mala leche política del ahorro del salvado mientras se llevan la harina a sacos y con sol los citados amichis.

El nombrado hospital de Santa Lucía (vamos a ver cuando la ciencia va a ir por su vía y la santidad del bacalao y el santo en procesión por otra) abierto en Cartagena, probablemente equipado con muchos aparatos y aperos trasladados en la noche o a cielo abierto, sin miedo ni rubor del hospital que tiene en propiedad en Cartagena el Servicio Murciano de Salud, El Rosell.

Y mientras, el Rosell se ha quedado que no pasa de ser un nombre catalán que solo sirve para el floreo de políticos y de vecinos cartagineses en lista de espera para querer ser políticos de postín y pasta; mientras la ley murciana, el poder ejecutivo murciano, cierra los ojos ante un incumplimiento sistemático del gobernador Lorzas y su tripulación tránsfuga, con la complicidad del ayuntamiento cartaginés, de una ley que, El Rosell, como único hospital propiedad efectiva del Servicio Murciano de Salud (si no se lo ha inmatriculado ya el santísimo y desprendido en favor de los pobres, clero murciano) debe de estar equipado y funcionando al completo, conforme con los tiempos actuales.

Y mientras pasan días y millones a engrosar las cuentas de una colosal y horrible estafa social y malversación del erario público en favor de los amichis y el reparto, ves pasar corriendo por los pasillos hospitalarios del Santa Lucia, a nuevos esclavos titulados a todos los niveles de la enseñanza sanitaria, y a empleados de diferentes oficios al galope tendido, en un “ahorro” en jornales para aumentar el reparto, ante la indiferencia de la derrotada sociedad cartaginesa que lleva años, muchos años, perdiendo todas y cada una de las batallas de la necesaria reivindicación ciudadana para que el golferío, caso actual, no se apodere de la sociedad local.

Y ante una penuria de medios, algo horrible para los excelentes y responsables trabajadores sanitarios, y en ocasiones letales para los “pacientes”, a cama caliente, insana ya de por sí, sin dejar descansar y airear las celdas (más que habitaciones), vemos como los recursos nacionales se van en construir verdaderos “pijicos de barro” que son submarinos a pedales, arcaicos e inútiles antes de su botadura, y la sanidad en Cartagena sigue siendo la escuela para el desfalco y la estafa de la regeneración del Mar Menor.

Por las mismas manos que lo están destrozando, absolutamente, todo, en beneficio privado y particular.

Salud y Felicidad sin covid-22. Juan Eladio Palmis.

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