CUANDO LA DERECHONA SE SUELTA EL PELO

Cuando la derechona se suelta el pelo, caso actual en la cortijá murciana y fuera de ella, escuchado y visto uno de sus componentes; visto uno, vistos todos. No los que están disfrutando ahora de micrófonos a nivel nacional para desestabilizar el país, sino los que participaron en su día en 24 golpes de estado, manifiestos o pronunciamientos, que, desde, sin ir más lejos en la crónica, el militar Rafael de Riego, en 1.823 fue ahorcado, por oponerse a que fueran al matadero seguro unos veinte mil jóvenes españoles en busca de una muerte demasiado temprana.

Desde aquella fecha en la que la monarquía española situó unos veinte mil jóvenes, prácticamente sin comida y llenos de piojos imperiales en la Bahía de Cádiz y toda esa parte hermosa de la España Feliz, en espera de unos barcos que no llegaron, porque ni los había, para conducirlos al matadero que significaba intentar seguir esquilmando Las Indias para hacer más grandes las catedrales, en los 198 años que han pasado desde ese entonces hasta nuestra actualidad, la media de agitaciones sociales por culpa de las tres “erres”: razón, rezo y rey, han sido una, cada de 8,25 años.

Como gracias al revisionismo histórico uno ha podido determinar que con el poder adquisitivo de lo que movía una sola flota de las llamadas de Indias, hubiese habido dinero suficiente para que todos los españoles hubiesen vivido sin trabajar por siglos enteros, cosa que hacen solamente unos cuantos, la pregunta del millón podría ser qué fue lo que se hizo con tanto dinero como se esquilmó en puras vanidades tontas.

Dicho todo este preámbulo recordatorio, porque en los tiempos de pandemia sanitaria que nos están corriendo, que no sabemos absolutamente nada de qué nos deparará el futuro en ciudades destrozadas, caso de Cartagena, sin una red empresarial en condiciones, y con los recursos básicos de la agricultura en manos extranjeras donde nosotros solo ponemos la cama y el colchón para que nos lo manchen con churretes, no creo que debamos seguir procediendo tal y como pasó con las citadas flotas de Indias, que después de operar por espacio de tiempo de doscientos ochenta y seis años, cuando un servidor era pequeño, las cuevas en todos, o en casi todos, los pueblos españoles tenían su buen y abundante número de vecinos habitándolas.

Y tal incomprensión de evaporación de recursos económicos, se dieron porque socialmente solo se escuchaban la palabra patria, imperio, y lo mejor del mundo, España. Y que un servidor recuerde, empezó a ver sonrisas en la cara de las mujeres y los tenderos españoles cuando se empezaron a escuchar palabras como emigración, trabajo, jornales decentes, ahorro, escuela, universidad; querer que los hijos estudiaran una carrera, ya que la queja constante que se escuchaba en aquellos padres imperiales al dicho nacional católico de la mejor patria del mundo, era que ellos ni habían podido hacerlo. Y, puede, que lo más triste de todo, era que los caciques voceaban que con saber los dientes que tiene una borrega todo el bagaje cultural, arreglado.

Ni son tiempos para armarse nadie con el pretexto de generar mano de obra para que viva la clase obrera, ni nunca es, ni ha sido, buen tiempo para las guerras. Y, aunque intentar exponer que en la historia tenemos un testimonio vivo y real de lo que vale y lo que no vale, en países como el nuestro, que puede que tenga el mismo coeficiente medio de golpes de Estado o pronunciamientos militar de los que se enumeran y contabilizan como países colonizados.

Porque a lo mejor va a ser verdad y España nunca ha sido independiente.

Salud y Felicidad sin covid. Juan Eladio Palmis

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